Lección 12 EL EVANGELIO Y LA
VIDA PRODUCTIVA
EL OBSERVAR LAS LEYES DE LA SALUD FÍSICA
Los buenos hábitos de salud
son importantes para vivir el Evangelio:
El mandamiento conocido como
La Palabra de Sabiduría, relacionado con la salud y los alimentos recomendados
para nuestro organismo se encuentra en D
y C 89.
D y C 93: 35 “ …el hombre es
el tabernáculo de Dios, a saber, templos; y el templo que fuere profanado, Dios
lo destruirá.”
El Pte. Monson dijo: “El apóstol Pablo dijo: `¿No sabéis que sois
templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? … el templo de
Dios, el cual sois vosotros, santo es.´ (1 Corintios 3: 16-17). Así como las
comidas nutritivas, el ejercicio en forma regular y el descanso apropiado
vigorizan el cuerpo; el estudio constante de las Escrituras y la oración
fortalecen la mente y el espíritu.”
La Palabra de Sabiduría es
una parte importante de la ley del Señor sobre la salud:
El Pte. Gordon B. Hinckley
dijo: “No consideren la Palabra de
Sabiduría como un asunto trivial. En mi opinión, es el documento más
extraordinario que conozco acerca de la salud. El profeta José Smith la recibió
en el año 1833, cuando se sabía relativamente muy poco de cuestiones
dietéticas. Ahora, cuanto más se avanza la investigación científica, más pruebas
hay de los principios de la Palabra de Sabiduría.”
Una dieta adecuada, el
descanso y el ejercicio proporcionan beneficios significativos en la salud:
D y C 88: 124 “Cesad de ser ociosos, cesad de ser impuros, cesad de
criticaros el uno al otro; cesad de dormir más de lo necesario; acostaos
temprano para que no os fatiguéis;
levantaos temprano para que vuestros cuerpos y vuestras mentes sean
vigorizados.”
Debemos evitar las
sustancias y las prácticas que dañan el cuerpo y la mente:
D y C 89: 4: “ He aquí, de
cierto, así dice el Señor: Por motivo de las maldades y designios que existen y
que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días, os he
amonestado y os prevengo, dándoos esta palabra de sabiduría por revelación.”
El Élder Russell M. Nelson
dijo: “De un simple experimento
considerado inofensivo puede desencadenarse un serio vicio. De las pruebas
emergen los hábitos, de los hábitos sale
la dependencia; de la dependencia resulta la adicción. Sus cadenas pesan sobre
la persona en forma gradual, y sus eslabones esclavizadores son demasiado
pequeños para que se les perciba, hasta que llegan a ser demasiado fuertes para
romperlos. Por cierto que las drogas son “el guiso” moderno por el cual se
venden las almas. Ninguna familia está exenta de ese riesgo… La adicción a
cualquier tipo de sustancia insana esclaviza no solamente al cuerpo físico,
sino también al espíritu.”
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