jueves, 13 de septiembre de 2012

LECCIÓN 15: PRESTÉMONOS SERVICIO LOS UNOS A LOS OTROS



Lección 15 EL EVANGELIO Y LA VIDA PRODUCTIVA

PRESTÉMONOS SERVICIO LOS UNOS A LOS OTROS

Las Escrituras y los siervos del Señor nos enseñan a prestarnos servicio los unos a los otros:
Mosíah 4:15 Les ensñaréis (a vuestros hijos) a amarse mutuamente, y a servirse el uno al otro.
D y C 81:5 De manera que sé fiel, ocupa el oficio al que te he nombrado: socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas.
El Pte. Romney dijo: “Servir es, por los convenios que hemos hecho, una obligación de todos los miembros de la Iglesia. El Señor ha dicho en Mateo10:39 que el que halla su vida la perderá, y el que  pierde su vida por causa de  Él, la hallará. Perdemos nuestra vida sirviendo y edificando a otros, y al hacerlo, experimentamos la única verdadera y perdurable felicidad. El prestar servicio no es algo que hacemos en esta tierra para poder ganar el derecho de vivir en el reino celestial, sino que es la fibra misma de la cual está formada la exaltación en ese reino.”

En algún momento, todos necesitamos de ayuda:
El Élder Scott dijo: “Hoy día la vida puede ser tan complicada y las necesidades tan grandes que nos resulte imposible resolverlas solos. Todos necesitamos la ayuda del Señor.”
El Élder Ashton dijo: “Hay personas necesitadas en todas las edades. Algunas de Sus ovejas son jóvenes y se encuentran solas y perdidas. Otras están cansadas, afligidas y agotadas por los años. Algunas de ellas son de nuestra propia familia, o están entre nuestros vecinos, o en rincones alejados del mundo donde podemos ayudarlas por medio de nuestras ofrendas de ayuno. Algunas se están muriendo de hambre, otras se están muriendo por falta de amor e interés.”

Podemos prestarnos servicio de diferentes modos:
El Pte. Monson dijo: “Nuestro servicio al prójimo puede fortalecer el espíritu humano, vestir cuerpos con frío, alimentar al hambriento, consolar a los acongojados y elevar almas preciosas a nuevas alturas.”
Mateo 25: 35-40: Porque tuve hambre, y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recogisteis, estuve desnudo y me cubristeis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel, y vinisteis a mí…Y respondiendo el Rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

El prestarnos servicio mutuo debe ser un objetivo que dure toda la vida:
Mosíah 2:17 Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría, para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios.
D y C 4:2 Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día.
El élder Taylor dijo: “El prestar servicio al prójimo los conducirá hacia las ventanas de la vida y no hacia los espejos que sólo reflejen la imagen de ustedes mismos.”
El Élder Romney dijo: “Si sabemos que ayudar a otros satisface a nuestro Padre Celestial y deseamos estar dónde Él está y ser lo que Él es, ¿por qué se nos debe dar el mandamiento de que nos sirvamos los unos a los otros? ¡Bendito sea el glorioso día en que todas estas cosas surjan en forma espontánea debido a la pureza de nuestro corazón! Ese día no habrá necesidad de un mandamiento, porque todos habremos aprendido ya que la verdadera felicidad se obtiene solamente cuando se está embarcado en un servicio generoso y altruista. Usemos la libertad que proviene de la autosuficiencia, al dar y al servir.”

LECCIÓN 14: HONREMOS LOS CONVENIOS



Lección 14 EL EVANGELIO Y LA VIDA PRODUCTIVA

HONREMOS LOS CONVENIOS

Un convenio es una promesa sagrada entre Dios y Sus hijos:
Los Santos de los Últimos Días son un pueblo que hace convenios. Los principios y las ordenanzas se reciben mediante convenios. Los miembros de la Iglesia que hacen estos convenios prometen honrarlos. Por ejemplo, en el bautismo, los miembros hacen convenio con el Señor y al participar de la Santa Cena los renuevan.
En el templo se hacen convenios adicionales. El pueblo del Señor es el pueblo del convenio.

Al honrar nuestros convenios nos es posible alcanzar nuestro potencial divino:
El Élder Russell M. Nelson dijo: “Con cada ordenanza se hace un convenio o una promesa. Un convenio que se hace con Dios no es una restricción sino una protección. Ese concepto no es nuevo. Por ejemplo, si el suministro de agua que recibimos no es puro, la filtramos para eliminar los elementos dañinos. Los convenios divinos nos sirven para filtrar y eliminar de nuestra mente las impurezas que podrían hacernos daño. Si escogemos abstenernos de toda impiedad no perderemos nada de valor y obtenemos la gloria de la vida eterna. Los convenios no nos limitan, nos elevan más allá de los límites de nuestro propio poder y perspectiva.”
El Pte. James Faust dijo:
“Para que puedan alcanzar todo su potencial precisarán honrar en la vida 4 principios sagrados que son:
1. Reverencia por la Deidad
2. Respetar y honrar los lazos familiares
3. Reverencia y obediencia a las ordenanzas y a los convenios del santo sacerdocio
4. Respeto por ustedes mismos como hijos de Dios.”

La autoridad del sacerdocio es necesaria para recibir los convenios y las ordenanzas de salvación:
El sacerdocio es el poder más grande que hay sobre la tierra.
Mateo 16: 15-19  “ Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en  la tierra será desatado en los cielos.”

El honrar nuestros convenios nos prepara para recibir la vida eterna:
D y C 6: 37 “…sed fieles, guardad mis mandamientos y heredaréis la vida eterna.”
El Élder Russell M. Nelson dijo: Las ordenanzas, los convenios, la investidura y los sellamientos del templo permiten a las personas reconciliarse con el Señor y a las familias ser selladas más allá del velo de la muerte. La obediencia a los convenios del templo nos hace merecedores de la vida eterna, el mayor de todos los dones de Dios al hombre. La vida eterna es más que la inmortalidad. La vida eterna es la exaltación en el cielo más alto, la clase de vida que vive Dios.”


LECCIÓN 13: "ESTAS COSAS TE SERVIRÁN DE EXPERIENCIA"



Lección 13 EL EVANGELIO Y LA VIDA PRODUCTIVA

“ESTAS COSAS TE SERVIRÁN DE EXPERIENCIA”
Dy C 122: 7 “si eres echado en el foso o en manos de homicidas, y eres condenado a muerte; si eres arrojado al abismo; si las bravas olas conspiran contra ti; si el viento huracanado se hace tu enemigo; si los cielos se ennegrecen y todos los elementos se combinan para obstruir la vía; y sobre todo, si las puertas mismas del infierno se abren de par en par para tragarte, entiende, hijo mío, que todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien.”

La adversidad es parte de nuestra experiencia terrenal:
2 Nefi 2:11: Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas.”
El Élder Neal A. Maxwell dijo: “La vida terrenal nos ofrece innumerables oportunidades de llegar a ser más semejantes a Cristo: primero, al tener que hacer frente satisfactoriamente a esas dificultades de la ida que son humanas. Segundo, al sufrir nuestras tribulaciones individuales tales como las enfermedades, la soledad, las persecuciones, las traiciones, las contradicciones, la pobreza, la calumnia, el amor no correspondido, etc.”

Los desafíos de la vida terrenal nos ayudan a progresar:
Cualquier progreso que hayamos conseguido en esta vida proviene siempre de una dificultad que se logró vencer previamente. El Élder Richard Scott dijo: “En el preciso momento en que todo parece ideal, a veces surgen simultáneamente múltiples dificultades. Si esas pruebas no son el resultado de tu desobediencia, son evidencia de que el Señor sabe que estás preparado para progresar más. Entonces te da experiencias que estimulen tu progreso, tu comprensión y compasión y que te refinen para tu bienestar eterno. Llegar de donde estás adonde Él quiere que estés exige un gran esfuerzo que generalmente va acompañado de pesar y dolor. Pero todo se te da siempre para tu bien.”

Guardar la fe en Jesucristo nos ayuda a resolver los problemas y a vencer la adversidad:
Si durante nuestras adversidades queremos recibir el consuelo del Señor, debemos primeramente ejercer nuestra fe.
El Élder Scott dijo: “Cuando te enfrentas a la adversidad, quizás tengas tendencia a hacerte las siguientes preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Por qué tiene que pasarme esto? ¿Qué hice para merecerlo? Estas preguntas te llevarán siempre a un callejón sin salida, pues no es bueno hacer preguntas que impliquen oposición a la voluntad de Dios. Mejor es preguntar: ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Qué puedo cambiar? ¿Cómo puedo recordar mis bendiciones en medio de esta prueba? La disposición a sacrificar los anhelos personales más profundos sometiéndose a la voluntad de Dios es muy difícil. Pero el pedir con verdadera convicción el querer saber cuál es Su voluntad, y decir `Hágase Tu voluntad´ es la mejor manera para recibir la máxima ayuda de nuestro amoroso Padre Celestial.”
    El Pte. Howard Hunter dijo: “¿Por qué queremos llevar nuestras cargas solos? o ¿por qué insistimos en cargarlas con un apoyo temporal que pronto se acaba? Para los que llevan una carga pesada, el yugo de Cristo, o sea, la fortaleza y la paz que se obtienen luchando al lado de Dios, es lo que dará el apoyo, el equilibrio y la fortaleza para vencer las dificultades que se presenten, y para soportar lo que se requiera de ellos en esta difícil vida mortal.”

Debemos perseverar hasta el fin:
D y C 24: 8: “Sé paciente en las aflicciones, porque tendrás muchas; pero sopórtalas, pues he aquí, estoy contigo hasta el fin de tus días.”
El Élder Joseph Wirthlin dijo: “Los miembros fieles de la Iglesia deben ser como los robles y extender sus raíces en la tierra fértil de los principios fundamentales del Evangelio: debemos entender las verdades básicas y sencillas y vivir de acuerdo con ellas, sin complicarlas. Nuestro fundamento debe ser sólido y de raíces profundas a fin de resistir los vientos de las tentaciones, de las doctrinas falsas y de los ataques del adversario, sin vacilar y sin ser arrancados de cuajo.”